domingo, 16 de octubre de 2011

Pongan a Popper en su vida

"No soy amigo de dar muchos consejos"es la frase preferida, a modo de disculpa a priori, de quien te va a dar uno inminentemente. El caso es que si los amigos de no dar consejos suman cuantos consejos han dado a lo largo de su vida quizás deberían cambiar la frase y decir que "Soy amigo de dar pocos consejos". Se ajustaría más a la realidad.  Habrán adivinado, a estas alturas, que todo esto es para justificar que les voy a dar un consejo y que no soy amigo de dar muchos consejos o mejor dicho y al contrario, ya verán por lo del contrario, soy amigo de dar pocos consejos. Mi consejo es que pongan a Popper en su vida.

Karl Popper es uno de los más brillantes pensadores del siglo XX, formado en la convulsa y brillante Viena de las primeras décadas del siglo pasado. Una de las grandes aportaciones de este pensador a nuestro pensamiento fue la llamada falsación como método deductivo para el conocimiento científico. No se alarmen, detrás de tan rimbombante concatenación de términos hay algo muy sencillo y útil. Simplemente se trata a base de descartar afirmaciones que se comprueban falsas y así, una tras otra, acotar, demarcar, ir acercándomos a la realidad constatable.

Para demostrar el caracter falsable de lo que decimos debemos enfrentarlo con su contrario y es aquí donde Popper nos puede resultar tremendamente útil. En un momento de desesperanza e infinita pena tras una ruptura sentimental decimos "jamás seré feliz" y durante mucho tiempo creeremos que es así. Pero si por un momento nos paramos a pensar cuanto de cierto tiene esa proposición y hacemos caso a Popper y falsamos enfrentándolo a su contrario "siempre seré feliz" enténderemos que esto último es imposible de ser asegurado y por la misma razón y causa afirmar que "jamás seré feliz" es rotunda y científicamente falso. Es cierto que este conocimiento no nos dice como ser felices, pero si que podemos serlo, o al menos que no podemos no serlo; a partir de ahí debemos seguir preguntándonos.

Si hacen la prueba con cualquier otro ejemplo de esas afirmaciones rotundas que solemos hacernos a nosotros mismos "no valgo nada", "no puedo gustar a nadie", "nadie me quiere" o cualquier otra que tenga en su cabeza, y sobre todo cuanto más absoluta y general sea, deducirán científicamente que es falso y que nada de lo que creemos un impedimento absoluto realmente lo es. Así que hagan caso de este consejo, pongan a Popper en su vida, y cuando piensen que algo es así prueben a comprobarlo, falsarlo, con su contrario, verán como se dan cuenta de que la realidad es otra.

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